lunes, 22 de septiembre de 2008

Mercado Medieval

Me encantan los mercados medievales. Desde siempre. Y siempre que veo uno me voy con la misma idea en la mente, ojalá hubiera podido verlo de verdad, vivir en aquella época. Claro, con mi mentalidad actual, y todas las libertades que hoy tenemos... Sé que es absurdo, pero ¿a quien no le gustaría poder viajar por las diferentes épocas del tiempo? Vivir una historia tras otra a través de los siglos, los países; ser un ciudadano de la Grecia clásica, y después quizás un soldado de Esparta; pasear por los jardines babilónicos; una sacerdotisa egipcia de Isis en la época de los Faraones, o de Cleopatra; o un senador romano en la época de Julio Cesar. Poder ser parte y juicio de cada uno de los grandes acontecimientos de la historia, o simplemente vivir una historia propia.

Menos mal que todavía podemos hacer eso gracias a los libros, el cine, el arte, e incluso los mercados medievales jejejejeje Una lástima no ser una niña para haber podido dar un paseo en los ponis o los camellos. Me encantaron los búhos y los halcones que tenían de exposición de cetrería. Y los puestos con escudos, espadas y armaduras. Estuvo genial.

El té árabe de menta estaba buenísimo. Siempre me ha gustado el té árabe, en todas sus variedades, dulce y con un leve toque a clavo. Y para variar, lo que no puede faltar en estos mercados medievales, comida. Mucha comida. Una inundación de aromas nos fueron guiando hasta los puestos más suculentos. Bizcochos enormes de chocolate, piña, naranja, tartas de queso, rosquillas de anis y caramelos. Butifarra encebollada, morcilla, empanadas dulces y saladas; nosotros nos decantamos por las patatas asadas y el chorizo criollo con chimichurri... ¡que buenos!

Una pena que fuera una visita corta, y que nos perdieramos los espectáculos que hicieron a lo largo del día. Pero otro día habrá más. Afortunadamente en casi todas las ciudades se hace al menos un mercado medieval al año :P

sábado, 20 de septiembre de 2008

Cómo conocí a vuestro... ejem... Presentación

Creo que esta nueva sección del blog va a traer cola. No se si dará lugar a una batalla de blogs o no, pero lo que sí se es que dará para muchos comentarios en mi propia casa.

En un principio, homenajeando a una famosa serie, pensé en llamarla "Cómo conocí a vuestro padre". Algo absurdo, ya que aquél que debería ostentar ese título tiene pocas espectativas de serlo realmente. Y yo, aunque a veces el reloj biológico parece latir, también. Así que de ahí el cambio en el título.

Eso sí, creo que la idea de la nueva sección es bastante clara. Contar nuestra historia, de Alvaro y mía, desde el momento en que coincidimos hace ahora casi 10 años, en el Parque Infantil de Navidad. O al menos, alguno de nuestros mejores y peores momentos. Los más relevantes. Aquellos que hoy en día todavía dan lugar a la polémica entre nosotros, eso sí, entre risas. Porque ya sean buenos o malos momentos, el tiempo hace ver las cosas desde otro punto de vista, y nosotros siempre hemos decidido verlas con una sonrisa.

Por supuesto, habrá quien diga (por ejemplo Alvaro) que se trata de una visión subjetiva del asunto. Que nadie os engañe. Contaré la verdad (omitiendo detalles lujuriosos :P), y por mucho que alguien diga lo contrario (por ejemplo Alvaro) ¡No le creais!

Hoy escribo desde Bilbao, ciudad que vio nacer esta historia. Sin embargo, el trabajo y el viaje han agotado mi vena creativa y se me cierran los ojos por momentos. Espero tener poco tiempo para actualizar este finde, así que de momento, sólo dejo la presentación de la sección... creando un poco de expectativa ante lo que vendrá. Porque vendrá.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Katherine Neville: The Fire

"Y entonces salió otro caballo, que era rojo; y se le dio poder para que a partir de allí eliminara la paz de la tierra y se mataran unos a otros; y se le dio una gran espada.Y el nombre de la espada era Sar... la Espada Roja de la Retribución"

Uno de mis libros favoritos de todos los tiempos es "El Ocho" de Katherine Neville. Lo leí hace ya bastantes años, y no he dejado de leerlo cada cierto tiempo. En realidad, lo releo, aunque sea por partes, cada vez que voy a visitar a mis padres a Bilbao.

La historia engancha desde el principio, sobre todo la de Mirielle, una joven novicia francesa atrapada durante la Revolución Francesa en un batalla que se desarrolla al mismo tiempo en que ésta sacude Europa: una partida de Ajedrez en la que ella es una de las piezas clave.

A lo largo de su relato y del de su protagonista 200 años después, Catherine Velis, se produce un desfile de personajes históricos como Newton, Robespierre, Marat, Catalina la Grande, Euler, Rosseau, Napoleón... todos ellos involucrados en la búsqueda y posesión de un tesoro legendario: el Ajedrez de Montglane, o el Ajedrez de Carlomagno.

Después de "El Ocho" devoré rápidamente "El Círculo Mágico" en cuanto salió a la venta, y también me gustó, aunque quizás no al mismo nivel. Aunque he de reconocer que no he leido nada más de ésta autora, y ahora descubro que tiene otro libro publicado, "Riesgo Calculado", y otro por publicar próximamente, "The Fire".

No se si porque después de "El Ocho" no ha logrado otro éxito igual, o quién sabe si desde el principio pensó en publicar algo más al respecto, pero "The Fire" se presenta como una segunda parte del mismo.

Cabe decir que si bien el desarrollo de la historia en "El Ocho" me resultó fascinante, el final del libro fue bastante decepcionante. Y casi que no me atrevo a concebir una continuación del mismo. ¿No estaba ya lo suficientemente clara la historia? Vale, nunca supimos quien creó realmente el Ajedrez de Montglane, y el poder que otorga... porque realmente no parece tan peligroso como para conseguir ese poder de gobierno que plantea.

Sin embargo, repitiendo el esquema peculiar de su predecesora, en "The Fire" nos encontraremos con las andanzas de Alexandra Solarin en el 2003 por un lado, y con las aventuras de Haidee en 1822. ¿Solarin? Sí, la hija de Cat Velis y Alexander Solarin. Al menos la segunda historia de amor de "El Ocho" triunfó. La desaparición de Cat Velis pone en marcha de nuevo el juego, porque como dijo la adivina 30 años atrás:

"Juego es y cual una batalla seguirá para siempre"

Durante mucho tiempo se rumoreó acerca de una posible segunda parte, e incluso ha habido rumores acerca de llevar "El Ocho" a la pantalla grande (cosa que me encantaría). Ahora se confirma que "The Fire" saldrá a la venta el próximo 14 de Octubre. Y por supuesto, espero poder leerlo estas Navidades (si es que para entonces ya está a la venta aquí, claro ¬¬).

jueves, 18 de septiembre de 2008

An American Prayer


Do you know the warm progress
under the stars?
Do you know we exist?

Have you forgotten the keys
to the kingdom.
Have you been borne yet
and are you alive?

Let's reinvent the gods, all the myths
of the ages
Celebrate symbols from deep elder forest
[Have you forgotten the lessons
of the ancient war]

We need great golden copulations
The fathers are cackling in trees
of the forest
Our mother is dead in the sea

Do you know we are being led to
slaughters by placid admirals?

And that fat slow generals are getting
obscene on young blood?
Do you know we are ruled by TV?
The moon is dry blood beast

Guerrilla bands are rolling numbers
in the next block of green vine
amassing for warfare on innocent
herdsman who are just dying.

O great creator of being
grant us one more hour to
perform our art
and perfect our lives

The moths and atheists are doulby divine
and dying
We live, we die
and death not ends it
journey we more into the
nightmare
cling to life

Our passion'd flower
cling to cunts and cocks
of despair
we got our final vision
by clap.

Columbus' groin got
filled with the green death
[I touched her thigh
and death smiled]

We have assembled inside this ancient
and insane theatre
to prorrogate our lust for life
and flee the swarming wisdom
of the streets

The barns are stormed
the windows kept
and only one of all the rest
to dance and save us
with divine mockery
of words.

Music inflames temperament
[when the true King's murderers
are allowed to run free
a thousand Magicians arise
in the land]

Where are the feasts we were promised?
Where is the wine?
The New Wine?
[Dying on the vine]

Jim Morrison



Nunca había publicado en el blog nada acerca de Jim Morrison o The Doors, pero hoy me apetecía. Tanto la letra de las canciones de The Doors como los poemas de Jim son oscuros, escandalosos, rozando quizás la obscenidad en muchas ocasiones. Es uno de mis grupos favoritos de todos los tiempos, y no se por qué he tardado tanto en poner algo suyo.

En todo caso, para solventarlo, he elegido un poema de Jim. Mucho más oscuro que su música si cabe... Espero que os guste.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Donde todo empieza


Puede que no valga la pena escribir
tan lejos de la poesía.
Todas las palabras que te quiero decir
se me rompen enseguida.
No me quedan flores, me arrancaron la raíz,
se pisaron las semillas.
Me di cuenta tarde que te perdí
por pensar que te tenía.

Creo que los bares se deben abrir
para cerrar las heridas.
Y todas las noches me acuerdo de ti
y te olvido cada día.
Y vuelvo a ser un loco
para sobrevivir, a la locura de la vida.
Muchas veces la cabeza, y a menudo la nariz,
y una voz que me decía
Déjate llevar
si el alma te lleva
Duele el corazón
cuando te lo dejas
cerca del final
Donde todo empieza

No me sale bien la cuenta de la vida
O me sobran noches o me faltan días
Todos los minutos que no he estao contigo
Ahora son demonios que viven conmigo
Puedes encontrarme cerca del final
Porque todo empieza cerca del final

Fito y los Fitipaldis - Por la boca vive el pez (2006)

martes, 16 de septiembre de 2008

"Canto que mal me sales, cuando tengo que cantar espanto...

... Espanto como el que vivo, como el que muero, espanto."

Apenas hace unos días se cumplían 35 años del Golpe de Estado en Chile, y al preparar aquella entrada se me ocurrieron varias posibles opciones para conmemorar dicha fecha; entre ellas hablar de Victor Jara.
Sin embargo decidí que en lugar de elegir una u otra opción, la entrada acerca de Victor Jara podía esperar a un día más adecuado. Un día como hoy. Victor Jara murió asesinado por las fuerzas golpistas en el Estadio Nacional de Chile el 16 de Septiembre de 1973. Fueron 44 tiros los que acabaron con su vida tal día como hoy hace 35 años, para después arrojar su cuerpo inerte tras unos matorrales junto al Cementerio Metropolitano.
Fueron 44 tiros los que acabaron con su vida, sus sueños, su esperanza; 44 tiros que sin embargo no pudieron silenciar su legado, sus ansias de justicia, su voz, y convirtieron a Victor Jara en un nuevo símbolo de la lucha pacífica pero no silenciosa.

Hace algunos años ya conocí en Bilbao a su esposa, Joan Turner, durante una conferencia que organizabamos en el Centro Cultural Pablo Neruda. Ni que decir tiene que ya la admiraba sin conocerla, pero fue entonces cuando pude ver por mi misma toda la entereza de ésta mujer. Por aquél entonces era una extranjera en un país que se hundía en la miseria, un país en la que la vida no valía nada. Escuchar de sus propios labios cómo fue capaz de entrar en aquella morgue infame llena de cuerpos rotos, destrozados, y entre todos ellos encontrar el de su marido... Y con el tiempo, ésta mujer consiguió recuperar la obra de su marido, sacarla de un país donde estaba condenada a desaparecer por la prohibición y el miedo, y salvaguardarla para que a pesar de todo no se le olvidara. Para que su legado siguiera con nosotros, y él, de alguna manera, siguiera vivo para siempre.

Victor y Joan Jara representan a muchas otras familias anónimas que pasaron por la misma situación durante aquellos días y durante todo el tiempo que duró la dictadura en Chile. Son el ejemplo de esa resistencia espiritual que todas llevaron a cabo, de la resistencia moral, de la lucha justa.

Es por eso que quiero terminar ésta entrada con una carta abieta a Victor Jara, escrita en 1987 por el cantautor chileno Angel Parra.

"Querido Victor,
Me despierto con ganas tremendas de escribirte para contarte lo que me sucedió anoche 24 de diciembre. Serían como las 12:10 cuando sonó el teléfono, nosotros dormíamos profundo, lo de siempre cuando te despiertas antes de haber terminado su noche ¿quién será? ¿por qué tan tarde? etc. La llamada era de Chile, para decirme que formaba parte de los perdonados, que era parte del paquete de regalo de pascua que la dictadura ofrecía este año.

La voz de mi querida hermana sonaba radiante ¿te acuerdas Victor de su voz? ¡Se te acabó el exilio hermano, se te acabó el exilio! Por un segundo compartí de corazón su alegría, la alegría de tantos otros que pelean todos los días a brazo partido por el fin del exilio y que en mi caso consiguieron mi perdón. Perdón ¿pero de qué, Dios mío me pregunto?

¿Me están perdonando tus 40 balas por la espalda?

¿Mi padre a quien no volveré a ver?

Ellos me estan perdonando nuestros 30 mil muertos y ¿el río Mapocho ensangrentado? ¿Me perdonarán acaso los cadáveres que traía el Renaico en Mulchén? ¿Los fusilados de Calama (al quinteo, es decir, 1-2-3-4-5 tú), el director de la Sinfónica Infantil de La Serena? ¿El padre de Jarlan símbolo de los pobladores torturados, violados, relegados, expulsados, encarcelados, desaparecidos? ¿Carmen Gloria, Rodrigo?

Parece que debo hacer una reverencia y agradecer el perdón, aquí no ha pasado nada y tan amigos como antes.

¿Qué te parece Victor? A veces pienso que es mucha la generosidad y que soy un malagradecido.

Me perdonan Marta Ugarte, Tucapel, el Chino Díaz, Weibell, los degollados, Pepe Carrasco, Corpu Cristi, y yo no sé agradecer.

¿Me siguen perdonando los cinco jóvenes desaparecidos en septiembre del 87, mi pueblo hambriento, la cesantía, la prostitución infantil, y este nudo en la garganta permanente desde hace 14 años también me lo perdonan? Me pregunto si en este gesto están incluidos mis amigos muertos en el exilio, Lira Massi, Ramirez Necochea, Guillermo Atias, Vega Queratt.

Estas en la lista. ¿Cuál lista, la de los que pueden reir, pensar, circular, amar, morir, vivir?

En fin amigo Victor, hace mucho tiempo que quería escribirte pero ya me conoces, soy un poco flojo. Te contaré que estoy componiendo mucho, entre merengues, tonadas, cumbias y cuecas, oratorios y pasiones, el tiempo pasa y se queda inscrito en el alma.

Quiero hablarte un poco de mi mujer, a quien no conociste, pero conocerás algún día, o no, mejor lo verás en ella cuando llegue el momento. Ella me ha dado algo que yo no sé como se llama, pero que se traduce en una cierta seguridad, equilibrio y alegría de vivir. La misma que tú tenías junto a tu mujer. Me acuero perfectamente de tu claridad y seguridad en tus pasos, aventuras y destinos. Y eso se reflejaba en tu trabajo, el teatro, la peña, el partido, los sindicatos y los amigos. Siempre tenías tiempo para todo (yo me cansaba de mirarte). Me acuerdo que la Viola me decía, aprende, aprende. Espero haber aprendido algo.

Por ejemplo:

Que la humildad, el heroísmo, no se venden ni se compran; que la amistad es el amor en desarrollo; que los hombres son libres solamente cuando cantan, flojean o trabajan, chutean el domingo la pelota o se toman sus vinitos por las tardes, le cambien los pañales a sus guaguas, distinguen las ortigas del cilantro, cuando rezan en silencio porque creen, y son fieles a su pueblo eternamente, como tú y como miles de anónimos maestros somnolientos, de domésticas, mineros, profesores, bailarinas, guitarreras de la Patria.

También quiero decirte al despedirme que París está bello éste invierno, que no acepto los perdones ofrecidos, que mi patria la contengo en una lágrima, que vendré a visitarte en primavera. Que saludes a mis padres cuando puedas. Que tengo la memoria de la historia, y que todo crimen que se haya cometido deberá ser juzgado sin demora. Que la dignidad es esencial al ser humano. Que el año que viene será ancho de emociones, esperanzas y trabajos, sobre todo para ustedes, Victor Jara, que siembran trigo y paz en nuestros campos.
Angel Parra, París 1987"



Fotografía: Omaggio a Victor Jara de Roberto De Angelis.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Agatha Christie: Diez Negritos

No tenía muy claro cual sería en principio el tema de la entrada de hoy, pero investigando en la red he visto que hoy 15 de Septiembre se cumple otro aniversario relacionado con una de mis escritoras favoritas, Agatha Christie. Hoy la Reina del Crimen cumpliría 110 años.

Pocos saben que Agatha Christie antes de comenzar su conocida carrera literaria relacionada con el crimen y el misterio, publicó también obras del tipo de novela romática bajo el seudónimo de Mary Westmacott.

Pero una vez descubrió su pasión por el crimen, desarrolló un estilo propio y tuvo una prolífica carrera, convirtiéndose en la escritora de misterio más conocida del mundo y la más vendida de todos los tiempos en cualquier género, salvo William Shakespeare. Ha publicado más de 80 novelas y obras de teatro, algunas de ellas a título póstumo entre las que se encuentra su autobiografía.

De las más conocidas, "Diez Negritos", "La muerte de Roger Ackroyd", "Asesinato en el Orient Express" y "Muerte en el Nilo". Su estilo peculiar se basa sobre todo en el "whodunit", es decir, desarrolla la historia de manera que el lector puede plantear sus propias hipótesis e intentar descubrir el culpable antes de llegar al desenlace del relato. Y muy conocidos también son dos de sus personajes principales, Hércules Poirot y Miss Marple, quienes aparecen de forma recurrente a lo largo de toda su obra.

En cuanto al teatro, su obra más conocida, "La ratonera", basada en su propia novela "Tres ratones ciegos y otras historias" tiene el record de permanencia en cartelera en Londres, con más de 20000 representaciones desde su estreno en el teatro Ambassadors el 25 de noviembre de 1952 hasta la actualidad.

En el cine, se han realizado numerosas adaptaciones más o menos fieles a sus obras originales. "Sugestión mortal" (1937) y "Diez negritos" (1944) fueron las primeras, pero indudablemente no las únicas. Destacar también "Asesinato en el Orient Express" (1974) que supuso un Oscar para Ingrid Bergman. Una película curiosa, "Agatha" (1979), fuera de basarse en su obra, se adentra en la propia vida de la autora y en concreto en su misteriosa desaparición durante varios días en la década de los años 50.



"Ten Little Niggers / Then There Were None"

Ten little nigger boys went out to dinner;
One choked his little self and then there were nine.

Nine little nigger boys sat up very late;
One overslept himself and then there were eight.
Eight little nigger boys traveling in Devon;
One said he'd stay there, and then there were seven.

Seven little nigger boys chopping up sticks;
One chopped himself in half, and then there were six.

Six little nigger boys playing with a hive;
A bumble-bee stung one, and then there were five.

Five little nigger boys going in for law;
One got in chancery, and then there were four.

Four little nigger boys going out to sea;
A red herring swallowed one, and then there were three.
Three little nigger boys walking in the zoo;
A big bear hugged one, and then there were two.

Two little nigger boys sitting in the sun;
One got frizzle up, and then there was one.

One little nigger boy left all alone;
He went out and hanged himself and then there were none.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Mario Benedetti: Happy Birthday

Como bien sabéis muchos de vosotros, una de los caminos más transitados para alcanzar éste Oasis es Mario Benedetti. Para ser exactos, la fecha de la muerte de Mario Benedetti, aunque éste maravilloso poeta no haya muerto todavía ¡Dejádle vivir!

Hace tiempo que estaba buscando la ocasión de deshacer éste entuerto, y creo que hoy es el día más apropiado porque... ¡es su cumpleaños! Así que antes que nada... ¡muchas felicidades Señor Benedetti!

Para quienes no lo sepan, su nombre completo es Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia, y por el bien de su madre espero que fuera un niño bueno en su infancia, porque si tenía que llamarlo por todos esos nombres cuando se enfadaba... casi que por pereza yo lo hubiera dejado estar.

No quiero hacer de ésta entrada un resumen por fechas de su vida. Para eso está la Wikipedia, así que os dejo el enlace para leer la vida de Mario Benedetti.

Eso sí, quiero recomendar una película en la cual su poesía es parte fundamental, "El lado oscuro del corazón". El argumento es sencillo, pero da lugar a momentos llenos de poesía. Un hombre que busca una mujer que le haga volar mientras hacen el amor. Aunque en algunos momentos puede parecer que roza el absurdo, sus conversaciones con la muerte, su búsqueda personal, logran crear momentos increíbles. Y por supuesto, cuenta con el cameo del poeta, vestido de marino en un burdel argentino.










Y para terminar, de entre toda su obra he escogido esta vez "Happy Birthday", porque me parece que define muy bien el propósito de ésta entrada tanto por el título como por el contenido.





"¿Cómo será el mundo cuando no pueda yo mirarlo
ni escucharlo ni olerlo ni gustarlo?
¿Cómo serán los demás sin éste servidor?
¿O existirán tal como yo existo
sin los demás que se me fueron?
Sin embargo
¿Por qué algunos de éstos son una foto en sepia
y otros una nube en los ojos
y otros la mano de mi brazo?
¿Cómo seremos todos sin nosotros?
¿Qué color qué ruidos qué piel suave qué sabor qué aroma
tendrá el ben(mal)dito mundo?
¿Qué sentido tendrá llegar a ser protagonista del silencio?
¿Vanguardia del olvido?
¿Qué será del amor y el sol de las once
y el crepúsculo triste sin causa valedera?
¿O acaso éstas preguntas son las mismas
cada vez que alguien llega a los sesenta?


Ya sabemos cómo es sin las respuestas
mas ¿cómo será el mundo sin preguntas?"
Mario Benedetti

sábado, 13 de septiembre de 2008

Pobres e ignorantes

"¿No ha creado nuestro mundo moderno a sus propios ídolos? ¿Acaso no ha imitado, quizás inadvertidamente, a los paganos de la antiguedad, al desviar al hombre de su verdadero fin, de la alegría de vivir eternamente con Dios? ¿Acaso el dinero, la sed de propiedades, de poder e incluso de conocimiento no desvían al hombre de su verdadero destino?"

Benedicto XVI




No deja de sorprenderme todo lo que ha cambiado la Iglesia Católica con el tiempo, es decir, nada. Intentan acercarse a la sociedad moderna con pequeños avances que siempre llegan tarde, y después, viene un obispo, un cura, o un papa, y suelta una pequeña joyita como ésta que les quita la careta del falso progreso por unos momentos. Una joya dialéctica que sirve para recordarnos como ven ellos realmente a la sociedad, y lo que realmente quieren para nosotros.

Pobres e ignorantes. Tal vez si el amigo Benedicto se hubiera quedado sólo en despotricar contra los ídolos materialistas de la sociedad actual (que efectivamente existen para muchos) no hubiera dado lugar a ésta entrada. Pero su discurso ha ido mucho más allá, poniendo el conocimiento, el derecho del hombre a saber y conocer, en el mismo saco.

Claro, para ellos, ambas cosas son un peligro. Es difícil que cualquiera que tenga dinero o poder (o las dos cosas) se deje engatusar hoy por hoy por su religión obsoleta. Mucho más difícil aún para aquellos que, a pesar de no tener dinero o poder, tengan conocimiento. El saber es realmente mucho más difícil de controlar o manipular.

Una Iglesia que a través de los siglos ha buscado siempre el monopolio del dinero, del poder y del conocimiento, hoy en día despotrica en contra de una sociedad que persigue lo mismo. Y no es una contradicción, no. Simplemente es su naturaleza, que se perpetúa, de manera que nos deja ver que su mentalidad absurda y obsoleta sigue siendo la misma que hace 1000 años.

Naturalmente, la sociedad actual es mucho más difícil de manejar para ellos que hace 1000 años. Incluso aquellos que les siguen a pies juntillas, en su vida cotidiana adora a esos falsos ídolos contra los que Benedicto predica. Y aunque el conocimiento en general queda cada vez más marginado por el dinero y la fama fácil, todavía el hombre no ha perdido la necesidad de saber, que es lo que impulsa nuestra evolución social.

Gracias Benedicto, por recordarnos cuales son vuestros verdaderos ídolos. 1000 gracias.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Taur-dîn-Tirith

Una piedra rodó desde algún punto cercano del montón de piedras que se encontraba frente a la chimenea, y se deslizó con un golpeteo irregular hasta dar con los dedos de una mano que, lánguida, rozaba el suelo. Era una pequeña piedra negra de carbón. Normalmente las usaban para avivar el fuego que latía casi de manera constante en la chimenea, aunque preferían el tradicional uso de los bloques de madera que se encontraban
ordenadamente apilados en el exterior, adosados a la estructura de la cabaña.

Aisha se levantó de la butaca donde se encontraba, y con el cansado caminar que sólo la edad otorga, se acercó y se agachó torpemente para recoger el trozo de carbón del suelo. La piedra quebradiza crujió entre sus rugosos dedos, y un chasquido efímero se alzó en el fuego que ardía en la chimenea cuando lanzó la piedra a la vorágine de llamas.

Se giró entonces para acomodar a su paciente. Con cuidado, tomó la delicada mano entre las suyas, y la alzó sobre la cama, acomodando sobre ella las mantas que arropaban el cuerpo inconsciente. Con mano experta acarició su frente, buscando signos de fiebre bajo el paño húmedo que había colocado allí hace apenas unas horas. Volvió a humedecer la tela con agua helada y nieve. Cuando concluyó, volvió pesadamente a su sillón, y se sentó dejando descansar sus hinchados pies.

Los años no habían sido precisamente benignos con ella. Cuando cerraba los ojos podía imaginar de nuevo que sus ralos cabellos blancos volvían a brillar negros como alas de cuervo. Casi podía sentir cómo los pliegues que entrecerraban sus ojos desaparecían, y volvían a iluminar su rostro con destellos azules. Y podía ver sus manos, ahora arrugadas y ásperas, recuperar la firmeza y la fuerza de la juventud, blandiendo con presteza arco o espada. Los años no son benignos con los Atani, pensó con añoranza.

Las hazañas que había llevado a cabo en el pasado habían quedado grabadas en su memoria. Y ahora volvían una y otra vez a su mente, sólo como recuerdos apagados de un pasado glorioso, cuando la muerte parecía un mito imposible de alcanzar sino era en la batalla. Cuando la risa de sus labios escapaba continuamente como un grito de guerra y alegría de vida. Ahora, sus labios cuarteados eran una fina línea impresa en su rostro.

Y había olvidado tantas cosas como recordaba. También los años jugaban una mala pasada a su memoria. Era extraño como la memoria jugaba con sus recuerdos, conservando quizás sentimientos e imágenes brumosas de hechos que quizás quisiera recordar mejor. Y otros, aquellos que hubiera preferido borrar de su mente y de su corazón, permanecían imborrables, grabados a fuego y sangre.

La brisa de la mañana inundó la cabaña cuando la puerta se abrió con un quejido lastimero. La mujer que entró entonces era su antítesis quizás. O quizás una réplica atemporal de lo que ella fue antaño. Sus cabellos rojos recogidos entre cuerdas de cuero parecían tener vida propia y querer escapar a su encierro. Sus enormes ojos negros, perfilados entre profundas pestañas, destilaban orgullo, poder y fuerza. Su mano se posaba con fuerza sobre la empuñadura de la espada que llevaba enfundada en la cintura.

- Saludos, Señora.

- Bienvenida, Shefira. No te esperaba esta mañana.

- No pensaba venir. Pero antes de partir hacia el sur he decidido venir a pedir la bendición de la Diosa.

- No se encuentra ahora mismo en situación de bendeciros, Shefira. Tú lo sabes – señaló el camastro donde yacía su paciente.

- Lo se, pero … - Shefira se acercó a la cama con actitud reverente. Toda imagen de poder se desvaneció, y pareció una niña inquieta y temerosa - ¿Alguna vez pensaste que la encontraríamos así? – preguntó, volviendo la mirada hacia Aisha.

- Jamás – la palabra jamás sonó tajante en sus labios, sorprendiéndola a su pesar – En todos estos largos años, jamás hubiera imaginado que alguien osara siquiera herirla.

- ¿Y no significará esto algo? ¿Quizás hemos estado siguiendo un fantasma?

- Mírame, Shefira. ¿Cuántos años crees que tengo?

- Muchos, Señora. Hace tiempo que perdimos la cuenta de tus años…

- Te diré algo, Shefira. La hora de mi muerte se acerca. Longeva ha sido mi vida, casi 120 años llevo sobre estas tierras. Antes de mí, otras muchas ancianas se convirtieron en curanderas. Todas ellas sirvieron a la Diosa. Una tras otra han ido envejeciendo, y muriendo. Sólo ella sigue aquí. Eterna. Nos ha visto nacer, vivir y morir. Y nada en ella ha cambiado…

- Entiendo, Señora. Pero… quizás sea una de aquellos seres élficos. ¿Nunca habéis dudado? Negras historias se cuentan de ella, y quizás no sean más que una leyenda.

- Negras historias, sin duda. La leyenda de Nairalie ha pasado de madres a hijas, y aunque el dolor inicial ha sido sin duda suprimido, sigue siendo una negra historia. Somos lo que somos por que ella nos creo. ¿Viste el campo de batalla donde la encontramos hace tres noches?

- Lo vi. Nunca había visto nada igual… sin duda.

- ¿Recuerdas las figuras heladas que se erigían sobre la nieve?

Shëfira se estremeció.

- Las recuerdo. Parecían haber caído de rodillas sobre la nieve, pero no tenían heridas visibles… Sólo sangre cubriendo sus cuerpos…

- Entonces ahí tienes la respuesta.

- Como en la Leyenda… - asintió Shëfira, mientras un escalofrío seguía su columna vertebral.

- Como en la Leyenda – sentenció Aisha – No hemos seguido un fantasma, no ha sido fruto de nuestra imaginación. Y sin embargo, ella esta aquí… al borde de la muerte.

- Pero no va a morir.

- No va a morir. Hay una fuerza sobrenatural en ella. Cualquiera de nosotras hubiera muerto mucho antes de que la encontráramos, enterrada en la nieve, con aquella espada incrustada en sus entrañas. Pero ella sólo parecía dormida, como una estatua de hielo con los ojos abiertos contemplando un blanco infinito.

Permanecieron en silencio unos instantes. Aisha hizo ademán de levantarse de nuevo, entre grandes esfuerzos.

- Prepararé café.

- Yo debería irme ya, Señora. No te molestes... – dudó la mujer, aunque parecía que no estaba segura de desear marchar. Aún no - Estamos acosando las fuerzas enemigas hasta los límites de Taur-dîn-Tirith. Los Fauces Rojas también han hecho su trabajo. Aquí y allá encontramos restos de cadáveres. Alguno de los lobos ha caído, y a ella no le gustará saberlo.

Aisha se afanó entre ollas y cazuelas. El agua caliente humeó al verterlo en los vasos de cerámica, y el olor a café inundó la habitación.

- No le gustará, desde luego – sonrió la anciana, tendiendo un vaso a la mujer – Quizás será mejor que no lo sepa.

La mujer tendida en la cama emitió un leve gemido, presa de un sueño febril. Se agitó e intentó levantar las manos, como para protegerse de un atacante. Aisha se acercó a ella, y palpó nuevamente la frente de la mujer con la mano. Luego levantó las mantas, y retiró la cataplasma que cubría el vientre de la mujer. Afortunadamente la nieve había cauterizado bastante bien la herida, si bien las heridas internas habían tenido que ser tratadas con atención. No tenía duda de que su naturaleza era lo que la mantenía con vida. La destrucción de órganos que la espada había provocado hubiera sido imposible de paliar en cualquier otro… Pero ella iba a sobrevivir.

Colocó una nueva cataplasma de hojas, y tapó nuevamente la herida con vendas. Cambió rápidamente el paño húmedo de la frente de la mujer, y la arropó con cuidado. Parecía más tranquila cuando terminó, y Aisha se dispuso a sentarse en su butaca, emitiendo un gran suspiro de cansancio. Demasiados años. Un sorbo de café reconfortó su garganta, y Shëfira se sentó a su lado.

- Recuerdo una vez, hace muchísimos años… cuando yo aún era joven. Más o menos como tú – dijo con una sonrisa soñadora – Yo estaba al mando de mi propia compañía, pero aún no había llegado a Capitana…

- Señora, eso no es posible… - rió Shëfira – Te recuerdo como ahora desde que tengo uso de razón. Parece que el tiempo se hubiera congelado en ti. Mi madre tiene el mismo recuerdo…

- Pero es posible – porfió Aisha – Y es verdad. No siempre he tenido este aspecto arrugado que recuerdas. Pero recuerdo una vez… hace casi cien años… una incursión en el norte nos llevó a un pueblo hermoso, de calles blancas y casas de piedra blanca y gris. No necesito decirte que la blancura de esas calles quedó mancillada muy pronto. A nuestro paso brotaba la sangre en las calles… Pero hicimos prisioneros. Y eran Elfos, de noble porte y orgullosa mirada. Sin miedo, al menos eso parecía. Hasta que llegó la Diosa. Hermosa y Terrible. Cuando la miraron, muchos se echaron a temblar. Con razón, eso no lo voy a negar. El destino que les esperaba no era para menos… Pero mientras vigilaba a los prisioneros, uno de ellos calló de rodillas y cuando me acerqué a él para obligarlo a levantarse oí un plegaria de la que sólo entendí una frase: “Sálvanos de la Luz de Aman en el Fuego de Udûn”. Pasaron muchos años antes de que consiguiera darle un sentido a esa frase. Pero comprendí el miedo del hombre. Pues ella tiene la Luz de los Dioses, y la oscuridad de Udûn.

Shëfira se mantuvo en silencio, mirando el rostro sumido en el dolor de la mujer que yacía en la cama.

- ¿No sería aquel pueblo el mismo donde se dice que escapó una doncella elfa?

- El mismo. La perseguimos después, durante mucho tiempo… Pero no contaré nada más de aquello… – la anciana parecía estremecida por los recuerdos.

Shëfira asintió levemente, y se levantó. Dejó el vaso sobre una mesa y se acercó hasta la puerta.

- ¿Crees que vendrán a buscarla?

- No se por qué no la buscaron. Tampoco se por qué no la encontraron. Algo extraño hay en todo esto… pero mi entendimiento es limitado. Sólo ella debe saberlo.

- Dejaré una guardia apostada en la puerta entonces.

- Que la Diosa te bendiga, Shëfira.

- Que la Diosa te bendiga a ti también, Señora. Volveré más tarde.

Atrevidos copos de nieve entraron en la habitación aprovechando el leve resquicio que se abrió cuando Shëfira abandonó la cabaña. Aisha se echó una manta por encima, y se recostó en el sillón. Dormitaría un poco, con ese sueño ligero e inquieto propio de los años. Esos años que no habían sido generosos con ella.

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Abrió los ojos lentamente. Al principio tuvo la sensación extraña de que permanecían cerrados, pues le costó distinguir entre la oscuridad precedente y la que ahora la envolvía. Pero poco a poco las formas ligueras de las maderas del techo tomaron forma ante sus ojos. ¿Las maderas del techo? Pero de dónde… Entendió que se encontraba en una cama. ¿Pero en qué lugar? Deslizó el brazo desde dentro de las mantas que la cubrían, e intentó apoyarse en él para incorporase, pero un dolor agudo en el vientre le trajo a la memoria el dolor, e imágenes de nieve.

- No debéis moveros, Mi Señora – dijo entonces una voz entre las sombras.

Dudó un momento, y por fin preguntó con voz suave:

- ¿Aisha?

- Así es, Mi Señora. Descansad… sólo debéis descansar. Todo irá bien.

Delissë se dejó caer nuevamente sobre la cama y cerró los ojos. Ahora sabía donde estaba. Ahora sabía que todo estaba bien.

jueves, 11 de septiembre de 2008

11 de Septiembre de 1973: De nuevo se abrirán las grandes alamedas...


"Amigos míos:


Seguramente ésta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación.


Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron... soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el Almirante Merino que se ha autodesignado, más el señor Mendoza, general rastrero... que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros.


Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.


Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen... ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.


Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección.


El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y que reafirmara el Comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para poder seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.


Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los Colegios Profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que una sociedad capitalista da a unos pocos.


Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos... porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder: estaban comprometidos. La historia los juzgará.


Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores.


El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.


Trabajadores de mi patria: tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.


¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!


Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.


Salvador Allende"



Han pasado ya 35 años, pero cómo olvidar... Quería dedicar ésta entrada a todos aquellos que perdieron la vida por defender sus ideales, a aquellos que resistieron la tortura, la humillación, la indignidad. A quienes perdieron a alguien a quien amaban, un hijo, un padre, un amigo, un amor. Y a quienes perdieron la libertad.

Hoy las alamedas por las que Salvador Allende caminaría como un hombre libre están abiertas. Pero todavía quedan muchas alamedas por abrir.

martes, 9 de septiembre de 2008

Vine del Norte



Vine del Norte buscando una canción y una cruz,
y allí se cruzó un cometa, y en su estela estabas tú.
En Madrid seguiría lloviendo, triste como lo dejé,
y en Santiago con tus luces y su Noviembre me quemé.

Y fue después de un concierto, una noche en tu universidad,
allí te encontré de nuevo, "Hoy te invito a carretear."
"Acepto gustoso tu oferta, sólo con una condición.
Que no se acabe ésta noche, y que no me enamore yo."

Andando por La Alameda, tú me empezaste a contar,
causas, azares y luchas, en estos días, y al pasar
por delante de La Moneda, tú tarareaste a Jara,
me miraste, "Así tan duro, tienes un aire a Guevara."

Y entramos en un bareto, y ahí alguien cantaba a Fito.
"A este paso me enamoro, sólo me falta otro Pisco."
"Déjate de historias, subete ahí, y cantame una de Silvio."
"Sólo si me das un beso", y todos cantaron conmigo.

Salimos del bar borrachos, agarrados de la mano,
y en la calle como siempre jodiendo andaban los pacos.
Tu les gritaste "¡Asesinos!", y los dos echamos a correr.
Tu reías y en tu risa, yo me veía caer.

"Pero dónde has estado este tiempo"." Se hace tarde, vete a casa".
Y en tu abrazo a lo lejos creí oir a los Parra,
cantando para nosotros. Será mejor que me vaya.
Y ahí quedé, solo, gritando sin tí, "¡Te recuerdo Amanda!"

Te recuerdo Amanda.

Al tiempo llegué a mi Norte, con una canción y una cruz,
con la estela de un cometa, con tu mentira y con tu luz.
En Madrid seguía lloviendo, tal y como lo dejé,
y en Santiago tantas cosas, hoy me muero por volver.

Hoy me muero por volver.


Ismael Serrano




Hace mucho tiempo que no había una entrada de ésta sección, así que he decidido volver a retomarla con una canción muy especial. Si hay una canción que Alvaro y yo podemos considerar como "nuestra canción", sin duda alguna es ésta. Algún día quizás contaré por qué...

lunes, 8 de septiembre de 2008

Compañeros de viaje

Normalmente el Metro da mucho de sí a la hora de ver gente, aunque no precisamente para mí. Una va con los cascos puestos y la música a mucho más volumen del que debería, por lo que no presto mucha atención a la gente. Y mucho menos pretendo que la gente me preste atención a mí.

Obviamente ésto no funciona cuando en el trayecto se te acopla alguien. Un "amigo de autobús" por ejemplo, de la categoría de "no deseados". Antes del verano, por ejemplo, padecí uno. Era un día primaveral de esos en los que derepente el cielo se pone negro y comienza a descargar una lluvia torrencial. Y como siempre, una iba sin paraguas y ni siquiera una chaquetilla. Nada más que una camiseta de manga corta.

Total, que salgo del trabajo y cuando llegué al puente que pasa por encima de la A2 ya estaba empapada. Sólo que una persona, un señor que pasaba por allí con su paraguas, se apiadó de mí y se ofreció a taparme para cruzar el puente. ¡Genial! Un buen samaritano es algo difícil de encontrar, y le agradecí el gesto. Para no ser descortés, le seguí la conversación durante el camino, a pesar de que insistía en que claro, había que ver el parte metereológico antes de salir de casa. Para que le iba a contar que yo leía otras noticias... simplemente le dí la razón y cuando llegamos al otro lado, bajo la marquesina del autobús, le di las gracias por el gesto. Y pensé "Ya está". Hasta aquí llegamos.

Pero no. Para mi desconcierto, se sentó a mi lado en el autobús, y empezó a darme conversación. "¿Qué tal el trabajo?", "¿Haces deporte?", "¿Por donde vives?". Yo no quería parecer borde, pero tampoco estaba por darle charleta. Lo único que me apetecía era desconectar, ponerme mis cascos, y cerrar los ojos durante el viaje de vuelta a casa. Mis respuestas se basaron en monosílabos, y a mi entender estaba bastante claro que los canales de comunicación estaban cortados. Si, no, bien, por ahi... aparte de que cuando uno entabla una conversación, lo normal es intercambiar información, y yo no le hice ninguna pregunta, dejando claro que no me interesaba nada de su vida.

Pero parecía que no lo pillaba y cuando bajamos del bus en Avenida América, me di cuenta que me esperaba al bajar del autobús, quizás esperando ir juntos en el Metro. ¡No! ¡Más no! Le dije que me iba hacia arriba, a Correos, y me fui corriendo.

Durante los días siguientes, cada vez que lo veía en la parada a lo lejos, esperaba al siguiente autobús, o llamaba por teléfono si venía el después, o me hacía la loca simplemente. Creo que finalmente se ha dado por enterado XDDDDDDD

Hay quien me dice que eso es por que según mi descripción era un friki. Unos 35 años, gafas de 10 cms de grosor, poco pelo blanco bajo una gorra, camisa de cuadros con tirantes tipo Steve Urkel. Vale, seguramente, como decía Alvaro, si fuera Josh Hartnett hubiera sido yo la que le hubiera dado el coñazo a él :P Pero de seguro que si Josh hubiera sido tan cortante con los canales de comunicación, yo lo hubiera pillado a la primera XDDDDDDDD

Hoy en cambio he tenido "amiga de Metro". No es que fuera mucha gente, pero parece que estando ya en Septiembre nuestros amigos del Metro han decidido no volver a poner el aire acondicionado en los vagones. Y se nota, anda que se nota. Total que delante de mí se ha puesto una chica, mientras yo iba totalmente ensimismada con mis cascos, y ha sacado un libro para abanicarse, y después de abanicarse ella, me ha abanicado a mí O_O

Vale, que después de eso, no me ha quedado más remedio que quitarme los cascos, darle las gracias, bla, bla, bla. Bueno, al menos la chica era maja. Comentarios de Metro, que sí ya no ponen el aire, que si el Metro en tal o cual sitio es mejor, que en el Metro en México han dividido los vagones por género, y los dos primeros son sólo para mujeres... Nos hemos despedido con un "Encantada" cuando hemos llegado a mi parada, y eso ha sido todo.

Al menos, eso me ha hecho sonreir. Igual que el perrito dando saltitos (que no salitos :P) en el parque que hay al lado de casa. Éste era muy gracioso, porque llevaba una bolsa de la compra en la boca, con cara de "a que no me la quitas" jejejejeje Y cuando he mirado a la ventana de casa y he visto que Alvaro había recogido la ropa y tendido otra, he vuelto a sonreir.

Son cosas pequeñas, pero en un día monótono de trabajo... tampoco se puede pedir más ¿no? Y luego está la foto jejejejeje ¡Un erizo sonriente! :P

jueves, 4 de septiembre de 2008

I've tried to see the good in life

Llevo varios días pensando y dándole vueltas a ésta nueva sección del Oasis, pero una cosa y después otra han impedido que llegue a materializarse hasta hoy.
Siempre me dicen que soy oscura. Es más, hay alguien que me lo dice continúamente ¬¬ Y para ser sincera, no tengo muchos argumentos para negarlo. Siempre he pensado que se me daba mejor escribir cosas tristes que alegres, y que no transmito un gran sentido del humor escribiendo. Claro que poco a poco, gracias a éste Blog, lo voy consiguiendo. O eso creo ;)

Pero ésta vez va a ser diferente. Y he aquí que surge el tema de ésta entrada. El otro día iba en el metro, atestado como siempre de gente, cuando vi apoyado junto a la puerta de en frente a un señor mayor. Debía tener unos 70 años, al menos eso calculo yo. Se aferraba a una de las barras del metro, igual que yo, y lo primero que pensé es que alguien debería haber tenido la educación suficiente como para ofrecerle el asiento. Seguramente que fuí la única que tuvo la idea, y como también iba de pie, no sirvió de nada.

Pero ahí estaba aquél anciano, y había algo en él que me llamaba la atención. Llevaba en un brazo una bolsa que ponía "Compra - Venta - Cambio de Discos", y leía con gran atención el interior de una carátula de un CD. Intenté descifrar el nombre del disco, pero desde la otra puerta y con las letras al revés me fue imposible. Luego me fijé en el pendiente que llevaba en la oreja. Parecía un pendiente de esos modernos, de madera, en unas orejas enormes. Me desconcierta mucho eso de que las orejas no nos dejen de crecer nunca. Y eso que tengo las orejas pequeñas jejejejeje Seguro que a los que las tienen grandes les desconcierta más :P

Un pendiente en la oreja despertó aún más si cabe mi curiosidad. Llevaba el pelo corto, y una barba corta también, totalmente blancos. En el brazo que sostenía la bolsa tenía un tatuaje descolorido, que parecía la figura de una mujer. Pero al mismo tiempo iba impecablemente vestido, casual, una camisa de manga corta perfectamente planchada y unos pantalones modernos, con unos mocasines blancos sin calcetines.

Me pareció una gran contradición todo ello. Y luego sus ojos azules, concentrados en el libro, sólo se alzaban a ratos observando a su alrededor, pendiente de no pasarse de parada. Pero eran unos ojos profundos, interesantes. Y entonces sentí que tras su mirada, su imagen, debía haber una vida interesante, intensa, con un montón de historias que contar. Era ese tipo de persona que me hace preguntarme cómo fue, qué vivió, y que siente en el momento en que la vida se va escapando. Y pensé también en lo vacio que quedaría el mundo cuando esa vida se hubiera apagado, llevándose toda su historia.

Debatí conmigo misma durante un buen rato si debía acercarme y hablarle. ¿Y qué le pregunto? ¿Qué le digo? "Cuénteme su vida, quiero atesorarla y que su recuerdo no se pierda nunca" Absurdo. Me bajé en mi parada sin dejar de mirar atrás, pero con la sensación de haberme perdido algo importante. Una sensación que no ha desaparecido aún.

Y entonces decidí que quizás, con esta entrada, no se perdería tanto. Y sonreí, yo sola, en la calle, mientras caminaba para coger el autobús. Hay veces que una sonríe así, por la calle. Pero son pocas, muy pocas. Y decidí intentar atesorarlas todas, y publicarlas cada día que tuviera alguna que contar, para poder terminar el día con aquellas cosas buenas que hay en la vida.

Volví a sonreir cuando vi caminar un perro dando salitos. Y después, cuando al pasar por delante de mi casa ví que Alvaro había recogido la ropa que estaba colgada. No se si esta sección dará para mucho, ojalá que sí. Seguro que si fuera acerca de las cosas que me hacen gritar (figuradamente claro :P) tendría un montón. Pero desde luego, no tendrían el mismo valor.

La de hoy ha sido una sonrisa agridulce, pero al fin y al cabo ha sido una sonrisa. Porque no dejo tampoco de agradecer el haber tenido la oportunidad de valorar lo que he perdido.